Al igual que en otras profesiones, las personas que trabajamos en el campo de la programación tenemos constantemente la presión por mejorar y estar continuamente aprendiendo. Sí, tenemos un sueldo y unas condiciones de trabajo que están, por lo general, por encima de la media, pero también sufrimos mucha presión y tenemos que estar siempre dando lo mejor de nosotros mismos.
Como muchos otros profesionales cualificados, nos preocupa no estar rindiendo tanto como deberíamos en el trabajo, no tener la suficiente experiencia ni los conocimientos óptimos para llevar a cabo los proyectos de desarrollo que nos encomiendan... Nos comparamos constantemente con nuestros compañeros programadores y tememos no estar a la altura. En nuestra profesión también hay mucha guerra de egos y nos importa mucho lo que los demás piensan de nosotros, y si encajamos, o incluso si destacamos, en nuestras empresas de desarrollo.
Este sentimiento es normal, es algo común... hasta un punto. El problema viene si nos obsesionamos con el tema de forma irracional. Tenemos miedo de no ser lo suficientemente buenos aunque tengamos pruebas de lo contrario. Obviamos de forma total dichas pruebas y seguimos pensando que nos estamos quedando atrás en relación con todos los demás, que no estamos a la última, que no aprendemos a la velocidad suficiente...
Este pavor irracional es parte de algo que popularmente se conoce como el "síndrome del impostor".
¿Qué es el síndrome del impostor?
El síndrome del impostor se conocía en sus inicios con el nombre de "fenómeno del impostor". En la década de los 70 las psicólogas clínicas Suzanne Imes y Pauline Rose Clance acuñaron este término. Trabajaban con mujeres en una universidad femenina y se percataron de que muchas alumnas tenían miedo a ser descubiertas como un fraude, a pesar de existir pruebas irrefutables de lo contrario.
Clance lo describió literalmente con estas palabras: "Estas mujeres no tienen un sentimiento interno de éxito. Se consideran impostoras. "
El fenómeno del impostor se refiere al sentimiento de no pensar en nosotros como aptos, sentirse un fraude, atribuyéndole el éxito a la fortuna en vez de al esfuerzo y la destreza, y temiendo ser descubiertos como un fraude. Esas sensaciones las tienen todas las personas que padecen el síndrome del impostor a pesar de tener éxito real y contrastado.
Vale, tengo el síndrome del impostor, ¿soy un bicho raro?
No. No lo eres. Es algo muy común, incluso entre profesionales reputados. Le pasa a los mejores. Últimamente, Mike Cannon-Brookes el co-fundador y co-CEO de Atlassian (¡de Atlassian!), ha publicado un post público sobre su experiencia con el síndrome del impostor. A pesar de liderar una empresa global con miles de empleados, afirma:
"La mayoría de los días siento que en verdad no sé lo que estoy haciendo."
Podrás pensar, "vaya un CEO con tanto éxito, ¿cómo puede llegar a pensar eso?". La respuesta es simple: el síndrome del impostor no se basa en la realidad, se basa en la percepción de la realidad por parte de la persona, que es algo totalmente diferente.
El síndrome del impostor le puede suceder a cualquiera.
¿Cómo me puede afectar el síndrome del impostor en mi trabajo como programador?
El síndrome del impostor hace que te sientas incómodo, pero no solo tiene consecuencias a nivel emocional. Puede influir negativamente en la forma en la que afrontas el trabajo.
Las personas que experimentan este fenómeno suelen tender a ser perfeccionistas. El perfeccionismo obsesivo no es sano, ya que conduce a expectativas irreales que no se pueden colmar, a la vez que crea un miedo insuperable al fracaso. Este enfoque de querer hacer todo perfecto también conduce a la procrastinación, debido al temor de no poder colmar esas expectativas irreales o al no saber cuándo parar con una tarea que ya es lo suficientemente buena, mientras se acumula el trabajo desatendido.
Todas estas circunstancias hacen que este tipo de personas tengan por lo general un peor rendimiento en el puesto de trabajo ya que según un estudio de la Universidad de Salzburgo tienen peores salarios, tienen menos probabilidades de ascender en la empresa y se sienten menos comprometidos y satisfechos en el puesto de trabajo.
Los programadores que sufren el síndrome del impostor de forma acusada suelen manifestarlo en su conducta diaria. Si te sientes identificado con algunos de los comportamientos que vienen a continuación, quizás ha llegado el momento de hacer sonar todas las alarmas. Si no se rectifican dichas conductas, las cosas solo pueden ir a peor:
- Optar por siempre trabajar solo, evitando toda colaboración salvo la más superficial
- Evitar exponerse a recibir retroalimentación y críticas constructivas
- Seguir trabajando obviando un problema que podría resolverse rápidamente si se comunicase
- Estar a la defensiva, siendo incapaz de aceptar críticas o halagos. Lo cual conduce a lo siguiente.
- Estándares/expectativas muy elevados, tal vez imposibles, lo que lleva a:
- Niveles autodestructivos de perfeccionismo, que termina en:
- La auto-explotación laboral, haciendo horas extras innecesarias (lo que también podría llevar a un complejo de mártir)
Todas estas conductas son una señal preocupante si se producen constantemente y de forma concurrente. Si un programador de software no está abierto a las críticas, su trabajo se empobrece, perdiendo calidad. Cuanto más sucumbes al síndrome del impostor, peor programador eres y entonces sí que te conviertes en un impostor de verdad.
¿Cómo puedo superar el síndrome del impostor?
Superar este fenómeno no es sencillo, pero los investigadores tienen varias sugerencias. Si crees que sufres el síndrome del impostor, prueba estas medidas para intentar minorar su impacto en tu estado emocional y laboral.
1.- Detecta el perfeccionismo malsano y obsesivo
Ser extremadamente temeroso del fracaso y de la crítica, estar constantemente preocupado por cometer errores o decepcionar a la gente, o tender a meditar sobre los errores del pasado son signos de un perfeccionismo malsano.
Aprender a hacer las tareas lo suficientemente bien, sin que estén perfectas, es importante para superar estas preocupaciones. Los psicólogos sugieren aprender a festejar cada avance y desarrollar un sistema de auto-recompensas por cada éxito para ayudarte a reconocer tus esfuerzos.
También es importante empezar poco a poco mientras trabajas en reconsiderar la forma en la que ves tus logros. Dar pequeños pasos te ayudan a cambiar lentamente tu forma de pensar a largo plazo. Por ejemplo, dejar que alguien vea tu trabajo en progreso cuando aún no está terminado, en lugar de esperar hasta que sea perfecto. O forzarte a ti mismo a destinar un poco menos de tiempo a un proyecto de desarrollo que normalmente te haría agonizar antes de liberarlo.
Los especialistas además sugieren dedicar tiempo a pensar en tus auto-evaluaciones, las cuales probablemente no sean realistas si estás experimentando el fenómeno del impostor. Según la psicóloga clínica Imes que mencionamos antes:
"La mayoría de las personas que consiguen grandes logros son muy inteligentes y muchas de estas personas realmente inteligentes desearían ser genios, pero la mayoría de nosotros no lo somos, tenemos áreas donde somos muy inteligentes y otras áreas donde no lo somos".
Imes sugiere anotar en un papel las cosas en las que somos realmente buenos y las cosas en las que podemos mejorar y trabajar para ser mejores. Esto puede ayudar a reconocer las áreas donde tenemos margen de mejora y las áreas que pasamos por alto no reconociendo nuestra valía.
3.- Habla con los demás
A pesar de que podemos disfrutar el hecho de pasar tiempo con personas exitosas, cuanto más exitosos conseguimos ser, más exitosos tienden a ser nuestros amigos y entorno. Esto dificulta destacar sobre los demás y puede no hacernos sentir dignos de nuestros amigos, fomentando el síndrome del impostor.
Hablar con otras personas acerca de nuestras frustraciones puede ayudarnos a ver que las otras personas no son perfectas, y que cometen errores. Al luchar contra el reconocimiento de nuestros propios logros y pensar de que simplemente ha sido el azar lo que nos hace estar donde estamos, puede ayudarte a ver cómo otros han superado los obstáculos, han tenido golpes de fortuna, o que incluso han luchado contra el síndrome de impostor ellos mismos.
Si bien puede ser difícil superar los miedos profundamente arraigados sobre nuestras capacidades y nuestros logros, puede ser reconfortante saber que la mayoría de la gente se siente de esta manera en algún momento de su vida.
Si piensas que has llegado a donde estás por mera suerte, aprovecha el momento y sigue aprendiendo para mejorar. Vete a clases. Haz un curso online.
Prueba cosas nuevas. Haz preguntas. Resuelve tus dudas y tu "supuesta incompetencia". Si tu "zona de confort" se está volviendo incómoda, sal de ella y toma un riesgo.
Sentirás frustración en el proceso de aprendizaje, por supuesto, pero te enseñará algo nuevo sobre ti mismo, haciéndote un mejor desarrollador. Como consecuencia, la próxima vez que hagas alguna tarea de programación con éxito, lo sentirás un poco más merecido.
5.- Búscate un mentor
Encuentra un compañero de trabajo, amigo o compañero de estudios que pueda objetivamente ayudarte a hacer seguimiento de tus metas y a ofrecerte comentarios honestos acerca de lo que estás haciendo bien y maneras en las que puedes mejorar o impulsarte a dar el siguiente paso.
6.- Difunde tu conocimiento, te sorprenderá todo lo que sabes
¿Qué mejor manera de superar la dudas sobre ti que enseñando a otros todo lo que sabes? A menudo damos por sentado la amplitud de nuestros conocimientos, especialmente si hemos estado trabajando en un campo en particular durante un número de años, y olvidamos que siempre hay un sinfín de personas que pueden beneficiarse de nuestros conocimientos.
Hay varias formas de hacer esto. Puedes asistir a los meetups de tu localidad como ponente para hablar de las cosas que sabes y que te apasionan, puedes escribir un blog técnico (si quieres colaborar con este escríbenos), puedes contribuir en uno de los infinitos proyectos de código abierto que hay online, puedes aportar respuestas en foros de programación tipo Stack Overflow sobre la tecnología que mejor dominas, puedes organizar un curso en la asociación TIC de tu zona, etc...
7.- Registra los halagos que recibes por tu trabajo
Si sufres el síndrome de impostor, puedes encontrarte a ti mismo desviando los elogios o no haciéndoles caso en absoluto en tu día a día.
Una posible solución es mantener un registro de todas las cosas positivas que la gente dice sobre ti. Ya sea una lista en una app móvil, un registro de voz, un Google Doc o un diario concebido ex profeso para tal cuestión. Guarda esos comentarios, correos electrónicos, mensajes de Whatsapp, notas etc...
Puede sonar narcisista, pero en realidad es una forma tangible de reforzar y recordar que tu trabajo es respetado y apreciado.
8.- Acepta el fracaso como un medio para lograr el éxito
Los sentimientos de indignidad o un temor constante de rechazo no sólo son dañinos en el presente, sino que también pueden sabotear las oportunidades futuras. La auto-limitación, que a menudo se superpone con el síndrome de impostor, ocurre cuando un individuo impide su propio desempeño, creando así una explicación pre-elaborada para justificar el fracaso posterior.
La idea aquí es exponerse al fracaso sin miedo, aceptando que puede irte mal y que no es el fin del mundo. Es como cuando una persona que teme volar se obliga a sí misma a viajar más para ayudarse a normalizarlo, la solución radica en exponerse.
¿Por qué? Porque cuando lo haces, empiezas a replantearte la experiencia como algo más positivo, has tomado una decisión y has salido de tu zona de comodidad. De hecho, festejar el rechazo es una táctica usada por muchas personas de éxito para desarrollar una mentalidad de crecimiento y ejercitar sus "agallas" en pos de niveles de logro más altos.
Conclusión
Tener el síndrome de impostor también podría ser una buena señal. Si eres lo suficientemente consciente de ti mismo para preocuparte de que puedes ser un fraude, lo más probable es que no lo seas.
Al menos no estás sujeto al sesgo cognitivo conocido como el efecto Dunning-Kruger, que es cuando las personas con baja capacidad erróneamente piensan que su habilidad es mucho más alta de lo que es, y no reconocen su propia incompetencia.
¿Tiendes a cuestionar todos tus logros de forma compulsiva? Si es así, ¿cuál ha sido tu estrategia más eficaz para eliminar esa limitación? Comparte tu experiencia en los comentarios.