Convertirse en mentor puede ser una experiencia gratificante, y no sólo para aquellos a los que asesoras y enseñas. Además de ser un perfil altamente demandado por las empresas de desarrollo de software (programadores sénior con vocación de tutorizar a programadores júnior), tiene muchas otras recompensas que van más allá de lo profesional.
Ser mentor de otros desarrolladores puede ser muy gratificante. Es una gran manera de transmitir tu propia experiencia y conocimiento, así como cualquier consejo valioso que hayas recibido a lo largo del camino. También te ayudará a meditar sobre muchas cuestiones y a reforzar tus propios conocimientos. La orientación de jóvenes programadores con un futuro prometedor puede tener un impacto significativo en tus perspectivas profesionales y en tu salario.
Y es que a las empresas de programación les interesa. Se estima que las empresas de software que cuentan con una cultura de tutorización de los programadores noveles son entre un 10 y un 17 por ciento más rentables.
Pero, ¿qué es exactamente lo que hace a un buen mentor? Tanto si acabas de empezar, como si buscas mejorar tus habilidades como mentor, en el artículo de hoy te ofrecemos algunos consejos sobre cómo establecer relaciones sólidas y productivas como mentor de otros programadores.
1.- Ten un mentor tú también
Los profesionales que tienen o han tenido mentores son mejores mentores ellos mismos. El hecho de recibir asesoramiento de un mentor ayuda enormemente a comprender no sólo qué es lo que funciona, sino también la mejor manera de ofrecer lo que un discípulo necesita oír en cada momento.
Los mejores mentores son los que tienen o han tenido mentores ellos mismos - y cuantos más, mejor. Sería recomendable tener -y haber tenido en el pasado- una variedad de mentores. Los programadores que se convierten en buenos mentores, no sólo lo son por su propia experiencia, sino porque ellos mismos lo han sido y han aprendido de lo que funcionó y lo que no funcionó, y pueden aprovechar las lecciones que aprendieron y transmitirlas.
Da igual la edad que tengas, y aunque ya seas un sénior puedes buscar un mentor para aprender un lenguaje de programación de un compañero y hacer el rol de aprendiz, o buscar aprender de analistas u otras tareas ligadas a la profesión con la ayuda de un mentor.
Si eres júnior y crees que en el futuro te gustaría serlo, aprende de la experiencia y busca cuántos más mentores mejor al principio de tu etapa profesional. Te ayudará a desarrollar tus habilidades más rápidamente y a ser un gran mentor en el futuro.
2.- Prepárate y documéntate
Los consejos improvisados con poco seguimiento hacen que la relación de orientación sea inconsistente y probablemente improductiva. Es más, deberías documentar meticulosamente el antes, el durante y el después de tus sesiones de tutoría, tanto para ti mismo como para las personas a las que asesoras.
Este proceso no lo tienes que hacer en soledad. Debes implicar a los programadores. Por ejemplo, puedes llevar una diario de sesiones en un documento compartido y establecer tareas a modo de hitos entre las sesiones de tutoría.
Prepara las sesiones centrándote en un solo tema o en una breve lista de temas a tratar. Luego, cuando hayas resuelto lo de la lista, al final de la sesión, asigna tareas: al menos tres preguntas, pero no más de cinco, para que la persona que está siendo asesorada las considere de cara a la próxima sesión.
También deberías anotar la duración media de las sesiones, lo que funciona y lo que no, dónde te atascas tú o la persona a la que estás asesorando, y las forma de superar esos escollos. También es fundamental llevar por escrito los resultados obtenidos de tus consejos y aportes, tanto para documentar el valor del trabajo como para dar refuerzo positivo a los orientados.
3.- Asesora fuera de tu zona de confort
La tutoría debería consistir en solicitar, recopilar y poner en práctica los consejos, aportaciones, pensamientos y sugerencias de alguien cuya perspectiva, experiencia y conocimientos sean, al menos en cierto modo, diferentes de los tuyos. Eso significa hacer un esfuerzo consciente por salir de tu zona de confort.
La tutoría fuera de tu propia área de especialización es un buen punto de partida. La diferencia de perspectivas, conocimientos y experiencia puede permitir alcanzar una visión nueva o diferente que de otra forma no tendrías.
Por ejemplo, si eres programador back-end y haces de tutor de programadores júnior de front-end, seguro que toda la experiencia resulta muy enriquecedora para todas las partes, incluida la empresa.
4.- Dar a los participantes libertad para que sigan su propio camino
La tutoría debería permitir a los que estás tutelando la libertad y el espacio para articular mejor sus ideas, necesidades y deseos, y para hablar de su viaje. Tu papel como mentor debería ser el de crearles ese espacio y tiempo, sin dictarles un dirección concreta.
Muchas veces, a los aprendices les basta con exteriorizar sus propios pensamientos y sentimientos. Es mejor darles pistas para que reflexionen sobre sus propias ideas. En realidad, no se trata de decirle a las personas lo que tienen que hacer.
Un buen mentor proporciona ideas y conocimientos para que los beneficiarios puedan desarrollar ellos mismos esa dirección. No les estás enseñando a pensar. Se trata más bien de darles el espacio para resolver las cosas por sí mismos, y simplemente ir en el viaje con ellos, actuando como red de seguridad y apoyo.
5.- Asesora siempre teniendo en cuenta la diversidad y la inclusión
Las relaciones de tutoría son críticas para los distintos talentos, especialmente en programación, así que asegúrate de que estás tutelando (dentro de lo posible) a personas de distintos géneros y habilidades -abarca todo el espectro si existe-, esto incluye también la edad; no siempre te inclines hacia los que son más jóvenes que tú.
Un gran error que cometen muchos mentores es sólo tutelar a los de las generaciones más jóvenes, pero en realidad en muchos lugares de trabajo hay hasta cinco generaciones distintas.
Si has llegado a un punto en tu vida profesional en el que puedes ofrecer a otros el fruto de tu experiencia, hazlo con la vista puesta en ayudar a quienes son diferentes a ti y transmitir lo que sabes, son los que más se van a beneficiar de ello y a la larga serán también los que mayor satisfacción te harán sentir.
6.- Solicita feedback y autoevalúate como mentor
La retroalimentación es una parte crítica de cualquier relación de tutoría y especialmente al principio, cualquier comentario que consigas será mejor que ninguno. Esta retroalimentación no tiene que estar limitada a la relación de tutoría. Puede provenir de tus propios mentores, jefes o también del departamento de recursos humanos.
Preguntar si lo que estás haciendo sirve de ayuda o es útil es indispensable. Si las cosas no van muy bien, podrás encontrar puntos de mejora con la ayuda de tus compañeros o de recursos humanos, y si las cosas van bien, te servirán de motivación y recarga de energía para seguir con la tarea.
7.- Participa activamente en charlas y actividades formativas
Desde la participación en meet ups o en charlas de programación hasta estar en foros ofreciendo ayuda o incluso siendo autor de cursos online de programación, todo ello te ayudará a mejorar como formador y mentor.
Harás contactos, mejorarás tu capacidad de transmitir conocimientos y de expresión, y también desarrollaras un sentido de la paciencia nuevo y que es muy necesario a la hora de tutelar a otras personas en tus conocimientos.
Muchas empresas de desarrollo organizan unas horas al mes dedicadas a la formación o divulgación internas, en la que un voluntario prepara un tema para enseñar a los compañeros que voluntariamente quieran asistir. Si en tu empresa aún no se hace, puedes promoverlo con la ayuda del departamento de recursos humanos.
Conclusión
Para ser mentor o mentora no hace falta enseñar a programar, para eso están los cursos de programación y demás actividades formativas. Ser mentor consiste en orientar profesionalmente a personas con menos experiencia que tú: enseñar a trabajar en equipo, a seguir buenas prácticas, a gestionar el tiempo, a vender sus propias ideas dentro de la empresa y cosas por el estilo.
No se trata de dar respuestas, se trata de ayudar a los demás a que lleguen a sus propias conclusiones. Ser mentor es una especie de labor socrática en la que debes hacer pensar a los participantes y como mentor debes poner el foco en las preguntas y en el seguimiento más que en las respuestas.
Estos solo son algunos consejos, pero si quieres aportar más puedes hacerlo en la sección de comentarios.